domingo, 30 de marzo de 2008

LAS FIESTAS DE CUICATLÁN Y SAN PEDRITO


Entre algunas fiestas de importancia regional que atraían a los pueblos de la región, destacan las fiestas de Cuicatlán y San Pedrito, los días 24 de junio la primera y 28 y 29 del mismo mes la segunda.
La atracción de los pueblos de La Cañada arriba mencionados no era solamente por las fiestas sino porque además, nuestros abuelos, padres y varios de nosotros, íbamos en busca de trabajo como jornaleros en las épocas del año en que no había trabajo en Tepeuxila o cuando la necesidad apretaba, de manera que había ocasiones en que se hacía coincidir el trabajo con la fiesta, para distraernos un poco y conocer las formas de celebración en tales comunidades.
Muchas anécdotas quedan en la memoria, relacionadas con tales lugares y sus fiestas, como expresión cultural, pero, también quedan otras, dramáticas y de triste recuerdo.
Entre las primeras puede mencionarse, a reserva de entrevistar a alguno de los sobrevivientes, cómo fue el desempate que un día 28 de junio se efectuó en San Pedrito, entre los equipos de basquetbol de Tepeuxila y El Chilar, quienes después de los encuentros en los pueblos respectivos, en donde ganó el local, acordaron hacer el desempate en San Pedrito, el día de la fiesta.
Hecho el trato, los tepeuxileños se fueron desde el día 27 a la fiesta, con el compromiso de cuidarse para estar en condiciones de sostener el encuentro, ya que iba de por medio el orgullo de la comunidad. Pero, a la hora buena, resultó que habían trasnochado y la cruda les pesó en el juego, de manera que fueron derrotados por los rivales.
Otro de los acontecimientos relacionado con dicha fiesta fue el reconocimiento que la gente de San Pedrito le brindó al Justo Cruz, originario de Tepeuxila, quien un día 29 de junio, en el jaripeo, montó el novillo más grande y temido por los jinetes de La Cañada, al cual resistió, de manera que al dominarlo y bajarse, fue tal la ovación que le brindaron junto con monedas y billetes que le lanzaron que, según cuentan quienes fueron testigos, que Justo juntó una buena cantidad de dinero, tal vez más de lo que ganaría trabajando unos 20 días de jornalero.
Pero, también hay episodios menos agradables, como en 1944 cuando ante las reacciones de la naturaleza, la fuerte lluvia que azotó en La Sierra, ocasionó que el río grande se desbordara, inundando todo el campo de Tecomaslahua, llevándose de paso el puente del ferrocarril, dejando incomunicada parte de la Cañada con la capital del estado, la ciudad de Oaxaca, puesto que el tren era el medio de comunicación existente.

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